Se trata de una dieta diversa que no supera las necesidades diarias de todos, dependiendo de su edad, sexo, altura y actividad física.
Se recomienda consumir como máximo 300-400 gramos de carbohidratos por día, especialmente frijoles, verduras y frutas.
Deben evitarse las grasas animales, a excepción de las grasas de pescados de mar y una pequeña cantidad de productos lácteos, prefiriéndose el aceite de oliva, con un consumo diario de 70 a 80 gramos.
La dieta mediterránea no es solo una forma de comer, es una forma de vida, en la que se combinan ingredientes, técnicas y recetas con una vida activa con un clima agradable. Este es un estilo de vida de compartir y celebrar en la mesa. Los ingredientes locales y de temporada ocupan un lugar central. Los alimentos de origen vegetal abundan, y los alimentos de origen animal son anécdotas y son meras recetas transmitidas de generación en generación. La generación de condimentos, sus variantes se encuentran en diferentes países que componen el Mediterráneo, cada país se adapta a los recursos locales
Características de la dieta mediterránea.
Además de ser relativamente frugal, la característica de la dieta mediterránea es utilizar en la mayor medida posible alimentos locales, frescos y de temporada. Los abundantes productos vegetales favorecen la presencia de fibra, vitaminas y antioxidantes, asegurando aportes suficientes: verduras, legumbres, frutas, tubérculos, cereales y frutos secos forman la base de esta dieta.
La ingesta de pescado, aves, huevos y lácteos es moderada, mientras que las carnes rojas y sus derivados son una anécdota en las recetas mediterráneas.
El aceite de oliva es la principal grasa de esta dieta porque forma parte integrante de la historia mediterránea y su cultura, no solo como alimento, sino también como símbolo. Por otro lado, el vino también juega un papel importante en la cultura mediterránea. Desde los griegos y los fenicios hasta la actualidad, el vino se ha asociado al desarrollo de diferentes culturas mediterráneas y, al igual que el aceite de oliva, forma parte inherente de nuestros hábitos alimentarios.
Recomendaciones básicas para la dieta mediterránea
- Utilice aceite de oliva como principal grasa añadida.
- Coma más alimentos vegetales: frutas, verduras, frijoles y nueces.
- El pan y los cereales (pasta, arroz, especialmente sus productos integrales) deben formar parte de la dieta diaria. ¡Ojo! Recuerde, sus productos de trigo integral nos brindan más fibra, minerales y vitaminas.
- Los alimentos menos elaborados, frescos y de temporada son los más indicados.
- Consumo diario de productos lácteos, principalmente yogur y queso.
- La carne roja debe consumirse con moderación, si se puede utilizar como parte de guisos y otras recetas. Y una pequeña cantidad de carne procesada, utilizada como materia prima para bocadillos y platos.
- Come mucho pescado y huevos con moderación.
- La fruta fresca debe ser el postre habitual. Los caramelos y pasteles deben consumirse ocasionalmente.
- El agua es una bebida excelente en el Mediterráneo. El vino, como la cerveza, debe consumirse con moderación con las comidas.
- Hacer ejercicio físico todos los días, porque es tan importante como comer bien.
Los efectos beneficiosos de la dieta mediterránea
El concepto de dieta mediterránea ha ganado notoriedad en los últimos años, y siempre se ha asociado a los conceptos de salud y calidad de vida. La investigación científica también ha confirmado sus efectos beneficiosos, no solo para las enfermedades cardiovasculares, sino también para ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, la influencia de otros tipos de alimentos y el auge de los restaurantes de comida rápida pueden representar una amenaza para estos beneficiosos hábitos alimentarios tradicionales.
En este sentido, es necesario destacar la investigación sobre el papel de la dieta en la enfermedad cardiovascular realizada por colaboradores en diferentes países, porque son los primeros en hacer que los científicos informen sobre la baja incidencia de cardiopatía isquémica en Creta. Relacionado con Finlandia o Estados Unidos. Los resultados de estos estudios revelaron una estrecha relación entre la ingesta de grasas saturadas y la mortalidad cardiovascular.